29/11/12

Trabajo final



Teoría del arte III
Pamela Balderas
Ursula Malagon
Lizzette galeazzi
Impermanencia

En nuestro proyecto pretendemos mostrar como solemos vivir en la negación sin cumplir ciclos de principio a fin. El ser humano en sociedad, tiende a tener patrones comunes. Vivimos a través de continuas experiencias, son parte fundamental de la vida de cualquier persona. Es a través de ellas que vamos formándonos a nosotros mismo. Desde cómo somos, qué creemos, qué nos gusta, qué pensamos, qué sentimos, todo es a través de diferentes experiencias. Las experiencias se viven desde el momento en el que nacemos, hasta el momento en  que morimos,  pero está en nuestras manos, decidir de que forma las vivimos.

Toda experiencia es un ciclo siempre y cuando se cumpla su proceso de inicio a fin. Muchas veces nos encontramos repitiendo situaciones, negando su conclusión, estancándonos y no dejando fluir las cosas. Es aquí cuando surge el apego y la negación. 

Cuando estamos viviendo un ciclo, está en nuestras manos decidir de que forma vivimos la experiencia. Tenemos la opción de observar, disfrutar, sentir, vivir, percibir, y estar alerta de todo lo que sucede. De otro modo, no existe aprendizaje y se vuelve una sucesión mecánica.
“Necesito el toque de choque, la resistencia del lugar, materiales y clima de la tierra como mi fuente. La naturaleza es un estado de cambio y ese cambio es la clave para la comprensión.”

- Goldwhorthy

Un ejemplo claro es la temporalidad de las estaciones, ó el cambio de nuestro pensamiento conforme a la edad que tenemos. Todo se encuentra en constante movimiento. La ciudad de igual manera es un reflejo de la impermanencia de las  sociedades. Estas se encuentran en un perpetuo cambio, ya sea un cambio ocasionado por el tiempo , o un cambio ocasionado por la intervención del humano. Es por esto que la ciudad se van adaptando a las necesidades de la sociedad que la habita. Por esto la idea de la construcción de una ciudad ideal, es simplemente utópica. Solo podría existir el urbanismo perfecto, en una sociedad estática. 

En el momento en el que transitamos una ciudad, puede ser que se nos presenten situaciones, pero aquellas situaciones ya cotidianas y repetitivas son imperceptibles a nuestros ojos. Es por ello que la posibilidad de sacar la obra de arte del museo y colocarla en el espacio urbano, puede generar que se reactiven los espacios públicos  y provocar que el espectador  se haga consciente del camino que recorre, de su entorno, del lugar en el que se encuentra y el momento por el que esta pasando.

La naturaleza es parte de nuestro entorno, esta ahí todo el tiempo de una u otra forma, pero en nuestra alienación diaria nos es muy difícil hacernos conscientes de ella y a veces ni la percibimos.

En nuestro proyecto, queremos hacer evidente la presencia de la naturaleza como parte de nuestra vida diaria, y remarcar las ciclos que ella tiene. Como las hojas que perecen y caen para volver a retoñar. La naturaleza nos muestra y nos hace evidente los ciclos de la vida misma.

Nosotros usamos la metáfora de la poesía pendiente de un hilo, ya que no dejamos que las cosas concluyan. Estamos condicionados al apego. El cambio nos da miedo. Tememos el fin. No aceptamos que todo es un ciclo, que todo muere para luego poder renacer.

Nos da miedo aceptar cuando estamos cegados. No reconocemos cuando somos nosotros mismo los que se están tapando los ojos, no queremos ver con claridad, porque no sabemos cómo impulsarnos para soltar. Llegamos a evadir todo lo que nos rodea, queriendo parar el tiempo.

Nos negamos a ver los cambios, queremos permanecer estáticos. La vida es movimiento. Estamos en un estado de impermanencia, pero en nuestra debilidad nos abate la nostalgia que generan los cambios. Nosotros en nuestro trabajo queremos hacer evidente la impermanencia, mostrándolo en la necedad de una chica que coloca de manera obsesiva las hojas ya muertas de un árbol otoñal.

“Todo cambio es una transición que ocurre cuando se pasa de un estado a otro. Puede llegar a ser difícil cuando exige despojarnos de hábitos que nos ayudan a mantener el equilibrio o una situación, o por el contrario, nos permite volver a gozar de emociones nuevas, de sentimientos mas genuinos y aprender. La base de todo cambio es atreverse a dar el paso para iniciarlo”

En nuestra intervención, buscamos relacionarnos con la naturaleza, porque aunque estemos encerrados en una cotidianidad urbana, sabemos dentro de nosotros que somos la naturaleza misma.

Usamos de referencia el trabajo de Andy Goldsworthy quien siempre trabaja con materiales orgánicos, ocasionando que sus obras siempre tengan la cualidad de lo efímero.

Movimiento, cambio, luz crecimiento y descomposición son el alma de la naturaleza, son las energías que yo trato de aprovechar a través de mi trabajo.
Quiero que mi arte sea sensible y alerte a los cambios de la materia, a la temporalidad. Cada trabajo crece, se mantiene, decae. Proceso y decadencia están implícitos. La fugacidad en mi trabajo refleja lo que encuentro en la naturaleza”

"Creo que es increíblemente valiente trabajar con flores, hojas y pétalos... No puedo editar los materiales con los que trabajo Mi misión es trabajar con la naturaleza en su conjunto”

- Goldworthy.






Nos basamos también en la obra de Gerda Steiner y Jorg Lenzlinger que trabajan con la naturaleza, pero en este caso, ellos la simulan metiéndola a la galería. Les llaman “jardineros de lo urbano”

Imágenes

















Bibliografía:

-       “El arte como experiencia”
-       “La invención de lo cotidiano”
-       “La internacional situacionista  1957 1972”
-       http://www.goldsworthy.cc.gla.ac.uk/browse/

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